¡Felicidades Súper Mamá! Ya llegamos al término y entramos a los nueve meses, desde ya está perfecto si nace y no es necesario que llegue a la fecha probable de parto que te dieron en tu primera consulta.
Más del 95% de los bebés están en posición de cabeza al llegar a los nueve meses, la posición que tiene ahorita es la que va a mantener hasta el parto. Si tu bebé se encuentra de nalgas, o en una posición transversa, hay algunas maniobras que puede realizar tú médico para tratar de acomodarlo de cabeza sin embargo pueden no ser exitosas, y probablemente planifiquen tu cesárea.
Tu bebé está pesando más o menos 3 kilos, que equivale a unas seis libras y media, de largo aproximadamente 48 cm, estamos hablando de una sandía de largo.
Puedes expulsar el tapón mucoso como una de las primeras señales de parto, este es el famoso moco espeso chocolate o transparente con trazas de sangre, otra de las manifestaciones que pueden darte sospecha de qué pronto viene tu bebé es la aparición de las contracciones de manera regular. Estas contracciones van a darse cada vez más frecuentes, y su intervalo se va a cortar entre una y otra en el pasar del tiempo, puede que al inicio vengan cada 15 minutos, pero luego serán cada tres a cinco minutos entre una y otra contracción.
También puede darse que tengas salida de líquido transvaginal, es la famosa ‘fuente rota’, no es un poquito de agua, el agua va a correr por las piernas, va a mojar la ropa, puedes empapar la cama, o donde estés.
Aunque bien es cierto que tu bebé se mueva un poco menos, deberás estar pendiente de que se mueva cada cierto tiempo, si pasan más de dos horas y no se mueve tu bebé, es un motivo para acudir al hospital.
Probablemente ésta o la próxima semana ya sea tu última cita de control prenatal; tu médico evaluará tu pelvis, hará un tacto vaginal con sus dedos para verificar si tienes dilatación y si el cuello está listo para iniciar labor de parto.
Rutinariamente pedimos una prueba llamada monitoreo fetal, que consiste en que te coloquen dos bandas en el abdomen con unos pequeños transductores. Uno va a medir los latidos de tu bebé y el otro va a medir si tienes contracciones y qué tan frecuente son. Esta prueba nos permite verificar el bienestar fetal antes del parto y nos deja ver cómo se comporta tu bebé antes las contracciones.